Un calor moderado invita a salir más y a estar de buen talante, pero cuando las temperaturas suben de forma excesiva o se produce una ola de calor, calor y mal humor están directamente unidos…
¿Os acordáis de la primera escena de la película “Un día de furia”? El personaje de Michael Douglas está en un enorme atasco bajo un sol abrasador, soportando las bocinas de otros coches, a niños gritando, el aire acondicionado estropeado… De pronto, no lo soporta más, abandona el vehículo en mitad de la autopista y se marcha a pie. En realidad, y como se ve durante el resto de la trama, tiene motivos para estar estresado y de mal humor, pero el calor sofocante tiene mucho que ver en su reacción.
A más calor, más violencia
Está demostrado que el clima y las condiciones meteorológicas influyen en el estado de ánimo y en el comportamiento. El calor, en particular, favorece el aumento de agresividad, la irritabilidad y las tasas de suicidio. Incluso Shakespeare, en su obra “Romeo y Julieta”, hace referencia a esta influencia en la primera escena: “Amigo Mercucio, pienso que es mejor que nos moderemos, porque hace bastante calor, y los Capuletos andan exaltados, y ya sabes que en verano hierve mucho la sangre”.
En nuestro país, desde que empezaron a registrarse oficialmente las muertes por violencia machista en 2003 se ha comprobado que julio es el mes que suele cobrarse más víctimas. Para corroborar esta relación entre calor y violencia de género, el año pasado se publicó una investigación en la revista científica Science of the Total Enviroment. En ella se concluía que la temperatura se asocia con el riesgo de comportamiento violento y con el aumento de casos de violencia contra las mujeres. Según los autores, el riesgo de que una mujer muera a manos de su pareja o expareja aumenta hasta un 40 por ciento tres días después de una ola de calor y un 28,8 por ciento por cada grado que supere los 34.
Pero el estudio de la relación entre el calor y la violencia no es nuevo. A mediados del siglo XIX el estadístico belga Adolphe Quetelet estableció unas curiosas “leyes térmicas”. Según estas leyes, los delitos contra las personas son más habituales en verano, los delitos contra la propiedad se cometen más en invierno y los delitos sexuales son más frecuentes en primavera.
El hipotálamo, un termostato en nuestro cerebro
Cuando nuestra temperatura corporal oscila entre 35 y 40 grados, el cerebro funciona sin problema. Ahora bien, si esa cifra aumenta el hipotálamo tiene que trabajar de más para reequilibrar el organismo. Esta región del cerebro controla funciones básicas para la supervivencia como la alimentación, la lucha o huida ante un peligro, la conducta sexual, el sueño o la temperatura corporal. Al subir la temperatura los termorreceptores de la piel envían la información al hipotálamo. Este, para recuperar el equilibrio, activará ciertos procesos, como la sudoración, la vasodilatación o la producción de adrenalina. Y es justo esto lo que afecta a nuestro estado de ánimo.
- La adrenalina es una hormona que se genera cuando el cerebro considera que el organismo está siendo amenazado y lo prepara para la lucha o la huida. En el caso del calor no hay un peligro real pero la respuesta es la misma, apareciendo síntomas propios de un cuadro de ansiedad, como irritación, agresividad, insomnio, dificultades para concentrarse…
- El objetivo de la vasodilatación y la sudoración es facilitar la pérdida de calor a través de la piel. Pero este proceso conlleva también un aumento en la frecuencia cardiaca y respiratoria y, en consecuencia, una mayor dificultad para conciliar y mantener el sueño. Y, claro, no pegar ojo aumenta también el cansancio y la somnolencia por el día.
Esta sería la explicación biológica que empareja calor y mal humor. Sin embargo, ese mal talante también se ve influido por otros factores. Uno es la impotencia que nos genera la falta de control sobre la situación. Otro, la disminución de la motivación para realizar actividades que, de antemano, no nos resultan muy gratificantes.
El calor se sufre más en caso de depresión, ansiedad o trastorno bipolar
- Las personas que padecen ansiedad tienen más probabilidades de sufrir una crisis durante las olas de calor, por lo explicado anteriormente. También es posible que el calor provoque síntomas similares a una crisis y que la persona los confunda con un ataque de ansiedad sin serlo.
- Las personas meteorosensibles sufren en mayor grado las temperaturas extremas pues acusan más los cambios meteorológicos. Aunque lo normal es que en primavera y verano se sientan más activas y alegres, el profesor de psicología de la Universidad CEU San Pablo Fernando Miralles explica que si el calor es excesivo están más apáticas y malhumoradas.
- Cuando las temperaturas extremas se mantienen entre tres y cinco días (ola de calor), afectan un 14 por ciento más a quienes están diagnosticados de un trastorno mental. Este es el caso del trastorno bipolar o la depresión. Según un estudio realizado en la Universidad estadounidense de Stanford, el progresivo aumento de las temperaturas está relacionado con una mayor tasa de suicidios.
- Por otra parte, el hipertirodismo se caracteriza, entre otros síntomas, por nerviosismo, insomnio. Irritabilidad e intolerancia al calor. Así que las altas temperaturas contribuyen que dichos síntomas sean más acusados.
(En este blog puedes leer el artículo «Depresión de verano: Cuando el buen tiempo nos amarga la vida«)
Qué podemos hacer para romper la relación entre calor y mal humor
- En cierto modo, la sensación térmica depende de la percepción de cada uno, así que la reacción al calor también es diferente según la persona. Como cuanto más nos focalicemos en la incomodidad, más intenso percibiremos nuestro malestar, lo mejor es desviar nuestra atención a otros estímulos externos.
- Si conoces alguna técnica de relajación (respiración diafragmática, relajación progresiva de Jacobson), es el momento de ponerla en práctica para mantener la calma. Recuerda que a más desesperación, más agitación y mayor sensación de calor.
- El verano también nos aporta muchas cosas positivas, así que trata de enfocarte en ellas.
- Sigue las recomendaciones básicas como mantener hidratado tu cuerpo, utilizar ropa holgada y de algodón y buscar lugares con sombra o con buena climatización. Si conservas tu temperatura corporal a niveles adecuados, tu hipotálamo te lo agradecerá.