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agosto 2019

Gracias a la sinestesia se pueden oír los colores y ver los sonidos

Oír colores, ver sonidos o saborear palabras: un don llamado sinestesia

Oír colores, ver sonidos o saborear palabras: un don llamado sinestesia 1920 1271 BELÉN PICADO

“Tengo un día gris”, “Veo la vida de color de rosa”, “Flipo en colores” o “Tu cara me suena” son para algunas personas expresiones literales. A Norma, por ejemplo, le gustan todos los tipos de música, pero los conciertos la afectan de un modo especial. “Siento el sonido de los violines como una caricia en los tobillos y el jazz repiquetea en todo mi cuerpo como la lluvia”, asegura. Aunque su afirmación suene extraña, no sufre alucinaciones, sólo posee una facultad poco común: es sinestésica. Según el departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, la sinestesia es “la posibilidad de experimentar sensaciones de una modalidad sensorial (como la auditiva) a partir de estímulos de otra modalidad distinta (como la visual)”.

En cuanto a los tipos que hay, el antropólogo Sean A. Day ha clasificado más de 60. Algunas personas distinguen sabores al tocar objetos y a otras un sonido les provoca una experiencia visual. En algunos casos, el dolor, según la intensidad, se percibe de distintos colores. Hay también quienes perciben conceptos como los meses o los días de la semana como si fueran formas con una posición determinada en el espacio. Sin embargo, la más común es ver determinados colores al observar letras o números (sinestesia grafema-color).

La causa de esta forma tan especial de sentir lo que nos rodea se debe, sobre todo, al exceso de conexiones entre neuronas. Muchos expertos que han estudiado este fenómeno opinan que todos nacemos sinestésicos, pero al crecer cada área cerebral va especializándose y dejamos de serlo. Durante los primeros meses de vida, las zonas neuronales relacionadas con los sentidos están activadas, independientemente de los estímulos sensoriales. Luego, poco a poco y de forma progresiva, van desarrollándose áreas sensoriales específicas para cada sentido y las actividades de retroalimentación entre zonas multisensoriales y monosensoriales se van inhibiendo. Sin embargo, en las personas sinestésicas las interconexiones permanecen.

En España, según la investigación llevada a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad Complutense, un 13.95 por ciento de la población posee esta característica.

La sinestesia es involuntaria, incontrolable y estable en el tiempo

La sinestesia es involuntaria, incontrolable y estable en el tiempo

Algunas características de la sinestesia:

  • Tiene carácter hereditario. Este extraño fenómeno de la percepción parece tener un componente genético, ya que suele repetirse en varios miembros de una familia. Además, es más común en las mujeres que en los hombres, en una proporción de seis a uno.
  • Permanece en el tiempo. Simon Baron-Cohen, psicólogo de la Universidad británica de Cambridge, ha comprobado que las percepciones no varían con el tiempo. Para llegar a esta conclusión, dio a un grupo de sinestésicos y no sinestésicos una lista de letras, palabras y frases para que describieran el color o la forma que cada uno le evocaba. Una semana después, el 37 por ciento de los que no poseían esta característica respondieron igual que la vez anterior, mientras que al año las asociaciones del 92 por ciento de los sinestésicos fueron iguales.
  • Es automática e involuntaria. La persona que tiene estas percepciones no puede reprimirlas ni manipularlas a voluntad.
  • Es de carácter subjetivo, por lo que cada persona la experimenta de manera diferente. Por ejemplo, es muy posible que dos personas con audición cromática no coincidan en el color que atribuyen al mismo sonido.
  • Tiene connotación emocional. Esta facultad también influye en el estado de ánimo de la persona que la posee. A menudo, los sinestésicos experimentan una emoción positiva durante la percepción. Pero también pueden sentirse contrariados, tristes o molestos si un estímulo (una letra E o un número 8, por ejemplo) está de un color diferente al que ellos lo ven.

En cuanto a las desventajas, a veces hay problemas al centrar la atención durante la lectura, dificultad para diferenciar la izquierda y la derecha, discalculia o problemas con las matemáticas. Asimismo, puede haber alteraciones anímicas por el exceso de estímulos o, como se ha indicado, si los estímulos son incongruentes con la percepción del sinestésico.

Los sinestésicos tienen mayor sensibilidad artística

Lejos de suponer un problema, Richard E. Cytowic, especialista estadounidense en este fenómeno, opina que la sinestesia “ayuda a ser más consciente de lo que pasa a nuestro alrededor. Relacionar los diferentes sentidos hace que percibamos la realidad con mayor intensidad”. Es más, en ocasiones va unida a un mayor desarrollo de la memoria visual temprana, a un alto nivel intelectual y a una destacada calidad artística. Los escritores Vladimir Nabokov y Baudelaire, los pintores Van Gogh, Kandinsky y Paul Klee o el compositor Rimsky-Korsakov poseían esta alteración sensorial. También lo poseen personajes más actuales, como Pharrell Williams, Lady Gaga o Stevie Wonder, entre otros.

La sinestesia influyó en la obra de Kandinsky

Wassily Kandinsky, composición VIII.

Ver el aura, un fenómeno no tan sobrenatural

La percepción del aura que ciertas personas aseguran ver rodeando cuerpos y objetos no es resultado de un campo energético particular, sino de la sinestesia. Una investigación del University College de Londres describe el caso de una joven que veía diferentes colores como reacción a personas que conocía. De hecho, oír sus nombres ya era suficiente para tener esa sensación. Los nombres provocaban la aparición de un color que cubría todo su campo de visión y las personas en cuestión parecían irradiar un aura coloreada. Las palabras asociadas a emociones positivas suscitaban la aparición de colores (rosa, naranja o verde) diferentes a las que evocaban algo negativo (negro, marrón o gris).

Según los investigadores, esos colores no reflejan los supuestos campos energéticos que emiten los organismos, sino que son creados por el cerebro de la persona que ve el halo.

La percepción del aura es resultado de la sinestesia

En otro estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Granada, se analizó el caso de un curandero que decía ver el aura de las personas, entre otras habilidades. Se observó que mostraba un alto grado de empatía y esquizotipia (tendencia a la paranoia y a la alucinación en algunas personas sanas). Pero también se comprobó que presentaba dos tipos de sinestesia: color-rostro y tacto-espejo. La primera consiste en asociar cada persona con un color. La segunda se produce cuando el sinestésico observa a una persona que está siendo tocada o que está sintiendo dolor y él experimenta lo mismo.

Puede interesarte:

En el libro “Sinestesia: El color de las palabras, el sabor de la música, el lugar del tiempo…”, los expertos en neurociencia cognitiva Alicia Callejas y Juan Lupiáñez explican, entre otras cosas, por qué se produce la sinestesia y cómo afecta al cerebro.

“Flipar en colores” es el título de un interesante episodio del programa de TVE Redes en el que se analiza este fenómeno.

Dormir la siesta es una necesidad biológica del organismo

Dormir la siesta, el yoga ibérico que favorece nuestra salud mental

Dormir la siesta, el yoga ibérico que favorece nuestra salud mental 2042 1513 BELÉN PICADO

Dormir la siesta es una costumbre muy antigua. El origen de la palabra “siesta” está en la “hora sexta” de los romanos que era la hora central de la jornada y comprendía más o menos entre las 12.00 y las 15.00 horas (el cómputo de horas era distinto al nuestro).

Cada día son más numerosos los estudios que demuestran que descansar un rato después de comer no es un vicio o un signo de pereza, sino una necesidad fisiológica del organismo para recuperarse de las tensiones y la fatiga. Es más, esta práctica, que Camilo José Cela definió como el “yoga ibérico”, se ha convertido en una verdadera revolución que ha traspasado nuestras fronteras.

En Francia, por ejemplo, el ejército no solo incluye la siesta entre las técnicas que enseñan a los soldados para completar y mejorar sus horas de sueño. Además, el pasado mes de marzo amplió la recomendación a toda la ciudadanía durante sus Jornadas del Sueño.

Por otro lado, en España, donde cada vez se sestea menos, los murcianos y los aragoneses son los más proclives a hacerlo, seguidos de baleares, extremeños, valencianos, catalanes y castellano-leoneses. Los vascos y los gallegos, en el extremo opuesto, son los más reacios.

La necesidad de echar una cabezadita tiene su explicación: entre la una y las cuatro de la tarde (unas ocho horas después de levantarnos) nuestro reloj biológico se ralentiza, se produce una disminución del riego cerebral y aparece la sensación de somnolencia. Si has hecho una comida copiosa, has consumido alcohol o estás expuesto a las altas temperaturas del verano, el sopor puede aumentar todavía más.

La siesta tiene muchos beneficios psicológicos

Beneficios psicológicos de echar una cabezada

Además de ayudar a recuperarnos del cansancio y mejorar nuestro rendimiento, dormir la siesta tiene otras ventajas desde el punto de vista psicológico.

  • Aumenta la capacidad de atención, concentración y memoria. Según un estudio realizado en la Universidad estadounidense de Pennsylvania y publicado en la revista científica “American Geriatrics Society”, dormir una siesta de una hora por la tarde mejora las funciones del pensamiento y la memoria e, incluso, ayuda a mantener el cerebro cinco años más joven. Por otra parte, el cerebro también utiliza el momento en que dormimos para procesar recuerdos.
  • Influye positivamente en la capacidad de aprendizaje. Al permitir que nuestra mente descanse, estamos facilitando que el cerebro se resetee y adquiera nuevos conocimientos.
  • En el ámbito laboral puede incrementarse hasta en un 40 por ciento el rendimiento del trabajador. En Estados Unidos lo saben y ya hay un gran número de empresas, entre ellas Google y la NASA, que facilitan a sus empleados la oportunidad de disfrutar del “power nap” en pequeñas salas en penumbra. Allí los trabajadores pueden dormir la siesta en cómodos sillones para recargar las baterías.
  • Combate el estrés, la ansiedad y la depresión. Durante la siesta se reducen los niveles de cortisol, hormona responsable del estrés. Además, si entramos en fase REM, aumenta el nivel de serotonina, mejorando nuestro ánimo.
  • Favorece el crecimiento. Aunque en la mayoría de las ocasiones se recomienda echar una cabezada cortita, en el caso de niños y adolescentes las siestas largas son muy beneficiosas. Y es que el momento en que se libera la mayor cantidad de hormona del crecimiento es 50 minutos después de iniciar el sueño.
  • Estimula la creatividad. Según una investigación de la psiquiatra estadounidense Sara Mednick, las personas que entran en fase de sueño profundo durante la siesta muestran mayor creatividad.
  • Mejora los reflejos. Cuando nos levantamos temprano y nos pasamos la mañana recibiendo todo tipo de estímulos, es normal que nuestra capacidad de reacción empiece a disminuir. Esto ocurre a la vez que aumenta la probabilidad de cometer errores en caso de realizar una actividad que exija estar alerta. Una siesta ayuda a recuperar la atención y permanecer más alerta.
  • Ayuda a los deportistas a recuperarse física y mentalmente cuando tienen varias sesiones de entrenamiento en un mismo día y a mejorar el rendimiento en resistencia.

Dormir la siesta estimula la creatividad

La siesta ideal

Si no quieres levantarte con sensación de amodorramiento, malhumor e, incluso, dolor de cabeza, recuerda estos consejos:

  • Duerme más de 15 minutos, pero menos de una hora. De este modo, la siesta aumenta las propiedades del sueño nocturno, al mismo tiempo que permite acortar su duración sin disminuir su eficacia. Ten en cuenta que la duración dependerá de la facilidad que tenga cada persona para conciliar el sueño por la noche. En el caso de las personas mayores hay que prestar especial atención al tiempo que dedican a dormir por el día. Acaba de publicarse en la revista científica “Alzheimer’s and Dementia” que las siestas diurnas demasiado largas podrían ser una señal de alzhéimer. Y es que lo primero que destruye la enfermedad son las regiones del cerebro que se ocupan de mantenernos despiertos durante el día.
  • Busca un lugar tranquilo y con una temperatura agradable. En cuanto a sofá o cama,  va en gustos y costumbres, pero será más fácil reincorporarte luego a tus quehaceres si eliges un sofá cómodo.
  • El mejor momento para echar un sueñecito es el comprendido entre la una y las cuatro de la tarde. De este modo no afectará al descanso nocturno.
Los zurdos son sensibles y creativos

Los zurdos son imaginativos, sensibles, proclives al enfado y hábiles para la lucha

Los zurdos son imaginativos, sensibles, proclives al enfado y hábiles para la lucha 5760 3840 BELÉN PICADO

Sobre las personas zurdas ya se ha dicho de todo, que viven una media de nueve años menos que los diestros, que son torpes e ineptas, etc. Sin embargo, solo hay que echar una ojeada a algunos personajes famosos para demostrar que esto es falso: Leonardo Da Vinci, Mozart, Einstein, Picasso, David Bowie, Jimi Hendrix… El neurólogo Jorge Nagel asegura que “la proporción de zurdos es notablemente mayor entre artistas, dotados en matemáticas y deportistas”.

Curiosamente el porcentaje de zurdos se ha mantenido estable a lo largo de la historia, oscilando entre el 10 y el 15 por ciento de la población en general, en todos los continentes, razas y culturas. Así que es posible que este rasgo tenga claras ventajas evolutivas.

“¿Por qué soy zurdo?”

Hay varios factores que influyen a la hora de poseer esta característica.

  • Desarrollo mayor del hemisferio cerebral derecho. El hemisferio derecho rige el lado izquierdo del cuerpo y se ocupa de las funciones emocionales y creativas, por lo que los zurdos son considerados más sensibles e imaginativos. Esto también puede deberse a su necesidad de improvisar y adaptarse continuamente a un mundo diseñado para diestros. Además, manejan mejor las funciones motoras, de atención y de percepción del espacio que los diestros. También pueden procesar la información más rápido debido a que hay una mayor interconexión entre ambos hemisferios.

Los zurdos tienen el hemisferio derecho más desarrollado

  • Genética. Un niño de padre zurdo tiene alrededor del 10 por ciento de posibilidades de serlo, si lo es la madre estas probabilidades aumentan al 20 por ciento y si ambos progenitores lo son, las probabilidades suben al 50 por ciento. El porcentaje baja a un 4 por ciento si los padres son diestros.
  • Edad de la madre. Las mujeres que tienen un hijo con 30 ó 35 años tienen un 25 por ciento de posibilidades más de tener hijos zurdos.
  • Hormonas. Tener los niveles altos de testosterona durante el embarazo también influye. Esta hormona suele ser mucho mayor en los hombres, por lo que los varones tienen más probabilidades de utilizar más su izquierda.

Entre izquierda y derecha

El ser humano nace con una organización cerebral establecida. Hacia los 3 años el niño ya muestra una mano preferente, aunque suele probar ambas en numerosas ocasiones; de hecho, a esta edad la mayoría de los críos suelen ser ambidiestros. A los 4 años se empieza a utilizar una mitad del cuerpo más que la otra y a los 7 ya se opta por una mano para escribir, una pierna y un pie para jugar al fútbol y se utiliza un ojo y un oído más que el otro. También existe la posibilidad de que el niño utilice el ojo y oído derechos, pero chute con el pie izquierdo; es la lateralidad cruzada.

El psicólogo Bernabé Tierno asegura que forzar a un niño a utilizar la mano derecha puede acarrearle “trastornos del lenguaje (dislexia y tartamudez), motores (torpeza y lentitud gráfica y mental) y emocionales (enuresis)”.

Una buena forma de saber si tu hijo es zurdo o diestro es observar qué mano, ojo o pie utiliza en acciones espontáneas como abrir una botella, chutar la pelota o saltar sobre un pie.

Pero no solo los seres humanos utilizamos más un lado del cuerpo que otro; con los animales ocurre lo mismo. En las aves, por ejemplo, muchos loros y cacatúas usan preferentemente la pata izquierda para sostener el alimento o para llevárselo a la boca. Los canguros también prefieren utilizar sus patas izquierdas. En cambio, las ballenas jorobadas tienen preferencia por su lado derecho y así lo manifiestan cuando capturan a sus presas o cuando dan coletazos sobre la superficie del agua.

Hacia los 3 años, el niño ya muestra una mano preferente

Los zurdos y las emociones

El hecho de que haya más interconexión entre los hemisferios cerebrales también conlleva que procesen las emociones de forma diferente. Por ejemplo, hay una mayor actividad en las áreas de la corteza cerebral que procesan emociones como la ira y la hostilidad, lo que les hace más proclives al enfado.

Asimismo, toleran peor el miedo y las situaciones de estrés y suelen presentar más síntomas derivados del trastorno por estrés postraumático. En un estudio de la Universidad escocesa Queen Margaret varias personas vieron la película «El silencio de los corderos» y luego tuvieron que señalar las escenas que más les habían asustado. Muchos zurdos mostraron signos de estrés postraumático, memoria fragmentada y frecuentes repeticiones en el habla.

Los zurdos también son más tímidos y suelen mostrarse más inseguros y vacilantes a la hora de tomar decisiones difíciles.

Buenos en la lucha y en los deportes de contacto

Enfrentarse a un zurdo no parece una buena idea si hacemos caso de un estudio realizado en la Universidad francesa de Montpellier. Allí, un equipo de investigadores se preguntó por qué han seguido existiendo personas zurdas desde que se detectaron los primeros casos, hace 40.000 años, pese a que suelen nacer con peso más bajo, su tamaño corporal es menor y están más predispuestos a sufrir ciertas enfermedades.

La respuesta parece estar en su mayor habilidad para la lucha. Al parecer en las sociedades primitivas más violentas su número era superior. También compararon la tasa de homicidios y ejecuciones en ocho pueblos indígenas actuales, desde los Inuit del Ártico hasta los indios yanomami del Amazonas, y descubrieron que a medida que aumentan estos actos de violencia, el número de zurdos sube.

“Antes de que aparecieran las industrias del mundo moderno, las diferencias se arreglaban peleando. Y en este escenario los zurdos, siendo minoría, lograban sorprender a sus rivales, mayoritariamente diestros”, explica Charlotte Faurie, una de las autoras del informe.

Los zurdos, como Muhammad Alí, son buenos en deportes de contacto

La prueba de esta afirmación está en que los zurdos suelen sobresalir en deportes de contacto (Manny Pacquiao, Conor McGregor, Muhammad Alí) y también en los que se requiere una mayor rapidez de reflejos, como el tenis, el tenis de mesa, la esgrima o béisbol. Algunos ejemplos son Martina Navratilova, John McEnroe o Rafa Nadal, que siendo diestro de nacimiento ejercitó la izquierda hasta convertirse en un tenista zurdo. En cuanto al fútbol, aunque no hay estudios que demuestren la superioridad de los futbolistas, lo cierto es que algunos de los mejores utilizan su pierna izquierda, como Messi, Maradona o Pelé.

Puede interesarte:

«Mi hijo es zurdo», Juan Manuel Ortigosa. Se trata de una guía muy útil e interesante para padres de niños zurdos.

El calor influye en el mal humor y aumenta la agresividad

El calor influye en el mal humor y aumenta la agresividad

El calor influye en el mal humor y aumenta la agresividad 3456 5184 BELÉN PICADO

Un calor moderado invita a salir más y a estar de buen talante, pero cuando las temperaturas suben de forma excesiva o se produce una ola de calor, calor y mal humor están directamente unidos…

¿Os acordáis de la primera escena de la película “Un día de furia”? El personaje de Michael Douglas está en un enorme atasco bajo un sol abrasador, soportando las bocinas de otros coches, a niños gritando, el aire acondicionado estropeado… De pronto, no lo soporta más, abandona el vehículo en mitad de la autopista y se marcha a pie. En realidad, y como se ve durante el resto de la trama, tiene motivos para estar estresado y de mal humor, pero el calor sofocante tiene mucho que ver en su reacción.

A más calor, más violencia

Está demostrado que el clima y las condiciones meteorológicas influyen en el estado de ánimo y en el comportamiento. El calor, en particular, favorece el aumento de agresividad, la irritabilidad y las tasas de suicidio. Incluso Shakespeare, en su obra “Romeo y Julieta”, hace referencia a esta influencia en la primera escena: “Amigo Mercucio, pienso que es mejor que nos moderemos, porque hace bastante calor, y los Capuletos andan exaltados, y ya sabes que en verano hierve mucho la sangre”.

En nuestro país, desde que empezaron a registrarse oficialmente las muertes por violencia machista en 2003 se ha comprobado que julio es el mes que suele cobrarse más víctimas. Para corroborar esta relación entre calor y violencia de género, el año pasado se publicó una investigación en la revista científica Science of the Total Enviroment. En ella se concluía que la temperatura se asocia con el riesgo de comportamiento violento y con el aumento de casos de violencia contra las mujeres. Según los autores, el riesgo de que una mujer muera a manos de su pareja o expareja aumenta hasta un 40 por ciento tres días después de una ola de calor y un 28,8 por ciento por cada grado que supere los 34.

Pero el estudio de la relación entre el calor y la violencia no es nuevo. A mediados del siglo XIX el estadístico belga Adolphe Quetelet estableció unas curiosas “leyes térmicas”. Según estas leyes, los delitos contra las personas son más habituales en verano, los delitos contra la propiedad se cometen más en invierno y los delitos sexuales son más frecuentes en primavera.

A más calor, más agresividad

El hipotálamo, un termostato en nuestro cerebro

Cuando nuestra temperatura corporal oscila entre 35 y 40 grados, el cerebro funciona sin problema. Ahora bien, si esa cifra aumenta el hipotálamo tiene que trabajar de más para reequilibrar el organismo. Esta región del cerebro controla funciones básicas para la supervivencia como la alimentación, la lucha o huida ante un peligro, la conducta sexual, el sueño o la temperatura corporal. Al subir la temperatura los termorreceptores de la piel envían la información al hipotálamo. Este, para recuperar el equilibrio, activará ciertos procesos, como la sudoración, la vasodilatación o la producción de adrenalina. Y es justo esto lo que afecta a nuestro estado de ánimo.

  • La adrenalina es una hormona que se genera cuando el cerebro considera que el organismo está siendo amenazado y lo prepara para la lucha o la huida. En el caso del calor no hay un peligro real pero la respuesta es la misma, apareciendo síntomas propios de un cuadro de ansiedad, como irritación, agresividad, insomnio, dificultades para concentrarse…
  • El objetivo de la vasodilatación y la sudoración es facilitar la pérdida de calor a través de la piel. Pero este proceso conlleva también un aumento en la frecuencia cardiaca y respiratoria y, en consecuencia, una mayor dificultad para conciliar y mantener el sueño. Y, claro, no pegar ojo aumenta también el cansancio y la somnolencia por el día.

Esta sería la explicación biológica que empareja calor y mal humor. Sin embargo, ese mal talante también se ve influido por otros factores. Uno es la impotencia que nos genera la falta de control sobre la situación. Otro, la disminución de la motivación para realizar actividades que, de antemano, no nos resultan muy gratificantes.

El calor se sufre más en caso de depresión, ansiedad o trastorno bipolar

  • Las personas que padecen ansiedad tienen más probabilidades de sufrir una crisis durante las olas de calor, por lo explicado anteriormente. También es posible que el calor provoque síntomas similares a una crisis y que la persona los confunda con un ataque de ansiedad sin serlo.
  • Las personas meteorosensibles sufren en mayor grado las temperaturas extremas pues acusan más los cambios meteorológicos. Aunque lo normal es que en primavera y verano se sientan más activas y alegres, el profesor de psicología de la Universidad CEU San Pablo Fernando Miralles explica que si el calor es excesivo están más apáticas y malhumoradas.
  • Cuando las temperaturas extremas se mantienen entre tres y cinco días (ola de calor), afectan un 14 por ciento más a quienes están diagnosticados de un trastorno mental. Este es el caso del trastorno bipolar o la depresión. Según un estudio realizado en la Universidad estadounidense de Stanford, el progresivo aumento de las temperaturas está relacionado con una mayor tasa de suicidios.
  • Por otra parte, el hipertirodismo se caracteriza, entre otros síntomas, por nerviosismo, insomnio. Irritabilidad e intolerancia al calor. Así que las altas temperaturas contribuyen que dichos síntomas sean más acusados.

El calor se sufre más si hay un trastorno mental

Qué podemos hacer para romper la relación entre calor y mal humor

  • En cierto modo, la sensación térmica depende de la percepción de cada uno, así que la reacción al calor también es diferente según la persona. Como cuanto más nos focalicemos en la incomodidad, más intenso percibiremos nuestro malestar, lo mejor es desviar nuestra atención a otros estímulos externos.
  • Si conoces alguna técnica de relajación (respiración diafragmática, relajación progresiva de Jacobson), es el momento de ponerla en práctica para mantener la calma. Recuerda que a más desesperación, más agitación y mayor sensación de calor.

Enfócate en las cosas positivas del verano

  • El verano también nos aporta muchas cosas positivas, así que trata de enfocarte en ellas.
  • Sigue las recomendaciones básicas como mantener hidratado tu cuerpo, utilizar ropa holgada y de algodón y buscar lugares con sombra o con buena climatización. Si conservas tu temperatura corporal a niveles adecuados, tu hipotálamo te lo agradecerá.

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