Sobre las personas zurdas ya se ha dicho de todo, que viven una media de nueve años menos que los diestros, que son torpes e ineptas, etc. Sin embargo, solo hay que echar una ojeada a algunos personajes famosos para demostrar que esto es falso: Leonardo Da Vinci, Mozart, Einstein, Picasso, David Bowie, Jimi Hendrix… El neurólogo Jorge Nagel asegura que “la proporción de zurdos es notablemente mayor entre artistas, dotados en matemáticas y deportistas”.
Curiosamente el porcentaje de zurdos se ha mantenido estable a lo largo de la historia, oscilando entre el 10 y el 15 por ciento de la población en general, en todos los continentes, razas y culturas. Así que es posible que este rasgo tenga claras ventajas evolutivas.
“¿Por qué soy zurdo?”
Hay varios factores que influyen a la hora de poseer esta característica.
- Desarrollo mayor del hemisferio cerebral derecho. El hemisferio derecho rige el lado izquierdo del cuerpo y se ocupa de las funciones emocionales y creativas, por lo que los zurdos son considerados más sensibles e imaginativos. Esto también puede deberse a su necesidad de improvisar y adaptarse continuamente a un mundo diseñado para diestros. Además, manejan mejor las funciones motoras, de atención y de percepción del espacio que los diestros. También pueden procesar la información más rápido debido a que hay una mayor interconexión entre ambos hemisferios.
- Genética. Un niño de padre zurdo tiene alrededor del 10 por ciento de posibilidades de serlo, si lo es la madre estas probabilidades aumentan al 20 por ciento y si ambos progenitores lo son, las probabilidades suben al 50 por ciento. El porcentaje baja a un 4 por ciento si los padres son diestros.
- Edad de la madre. Las mujeres que tienen un hijo con 30 ó 35 años tienen un 25 por ciento de posibilidades más de tener hijos zurdos.
- Hormonas. Tener los niveles altos de testosterona durante el embarazo también influye. Esta hormona suele ser mucho mayor en los hombres, por lo que los varones tienen más probabilidades de utilizar más su izquierda.
Entre izquierda y derecha
El ser humano nace con una organización cerebral establecida. Hacia los 3 años el niño ya muestra una mano preferente, aunque suele probar ambas en numerosas ocasiones; de hecho, a esta edad la mayoría de los críos suelen ser ambidiestros. A los 4 años se empieza a utilizar una mitad del cuerpo más que la otra y a los 7 ya se opta por una mano para escribir, una pierna y un pie para jugar al fútbol y se utiliza un ojo y un oído más que el otro. También existe la posibilidad de que el niño utilice el ojo y oído derechos, pero chute con el pie izquierdo; es la lateralidad cruzada.
El psicólogo Bernabé Tierno asegura que forzar a un niño a utilizar la mano derecha puede acarrearle “trastornos del lenguaje (dislexia y tartamudez), motores (torpeza y lentitud gráfica y mental) y emocionales (enuresis)”.
Una buena forma de saber si tu hijo es zurdo o diestro es observar qué mano, ojo o pie utiliza en acciones espontáneas como abrir una botella, chutar la pelota o saltar sobre un pie.
Pero no solo los seres humanos utilizamos más un lado del cuerpo que otro; con los animales ocurre lo mismo. En las aves, por ejemplo, muchos loros y cacatúas usan preferentemente la pata izquierda para sostener el alimento o para llevárselo a la boca. Los canguros también prefieren utilizar sus patas izquierdas. En cambio, las ballenas jorobadas tienen preferencia por su lado derecho y así lo manifiestan cuando capturan a sus presas o cuando dan coletazos sobre la superficie del agua.
Los zurdos y las emociones
El hecho de que haya más interconexión entre los hemisferios cerebrales también conlleva que procesen las emociones de forma diferente. Por ejemplo, hay una mayor actividad en las áreas de la corteza cerebral que procesan emociones como la ira y la hostilidad, lo que les hace más proclives al enfado.
Asimismo, toleran peor el miedo y las situaciones de estrés y suelen presentar más síntomas derivados del trastorno por estrés postraumático. En un estudio de la Universidad escocesa Queen Margaret varias personas vieron la película «El silencio de los corderos» y luego tuvieron que señalar las escenas que más les habían asustado. Muchos zurdos mostraron signos de estrés postraumático, memoria fragmentada y frecuentes repeticiones en el habla.
Los zurdos también son más tímidos y suelen mostrarse más inseguros y vacilantes a la hora de tomar decisiones difíciles.
Buenos en la lucha y en los deportes de contacto
Enfrentarse a un zurdo no parece una buena idea si hacemos caso de un estudio realizado en la Universidad francesa de Montpellier. Allí, un equipo de investigadores se preguntó por qué han seguido existiendo personas zurdas desde que se detectaron los primeros casos, hace 40.000 años, pese a que suelen nacer con peso más bajo, su tamaño corporal es menor y están más predispuestos a sufrir ciertas enfermedades.
La respuesta parece estar en su mayor habilidad para la lucha. Al parecer en las sociedades primitivas más violentas su número era superior. También compararon la tasa de homicidios y ejecuciones en ocho pueblos indígenas actuales, desde los Inuit del Ártico hasta los indios yanomami del Amazonas, y descubrieron que a medida que aumentan estos actos de violencia, el número de zurdos sube.
“Antes de que aparecieran las industrias del mundo moderno, las diferencias se arreglaban peleando. Y en este escenario los zurdos, siendo minoría, lograban sorprender a sus rivales, mayoritariamente diestros”, explica Charlotte Faurie, una de las autoras del informe.
La prueba de esta afirmación está en que los zurdos suelen sobresalir en deportes de contacto (Manny Pacquiao, Conor McGregor, Muhammad Alí) y también en los que se requiere una mayor rapidez de reflejos, como el tenis, el tenis de mesa, la esgrima o béisbol. Algunos ejemplos son Martina Navratilova, John McEnroe o Rafa Nadal, que siendo diestro de nacimiento ejercitó la izquierda hasta convertirse en un tenista zurdo. En cuanto al fútbol, aunque no hay estudios que demuestren la superioridad de los futbolistas, lo cierto es que algunos de los mejores utilizan su pierna izquierda, como Messi, Maradona o Pelé.
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«Mi hijo es zurdo», Juan Manuel Ortigosa. Se trata de una guía muy útil e interesante para padres de niños zurdos.