(En el anterior artículo sobre la terapia EMDR me centraba en el marco teórico que la sustenta. En este responderé a las preguntas más habituales que suelo recibir acerca del funcionamiento de este enfoque).
“Un hombre salía todos los domingos a pasear por la orilla de un río. Mientras caminaba, se dio cuenta de que había gente en el agua que se estaba ahogando, así que se tiró al río para salvarlos. Continuó salvando vidas hasta que un día se cansó y lo dejó de hacer. Cuando le preguntaron “¿Adónde vas? ¿Quién salvará a estas personas que se ahogan?” el hombre respondió: “Voy al ver quién los está tirando desde el puente”. Desde que leí este cuento en el libro La Revolución EMDR. Cambie su vida procesando sus recuerdos de uno en uno, de Tal Croitoru, lo utilizo para comenzar a explicar a mis pacientes en qué consiste EMDR.
Como aclara Croitoru, este abordaje terapéutico trabaja directamente con el origen del problema: “Los terapeutas EMDR no dan herramientas, sino que eliminan los ‘disparadores’ que arrojan a las personas desde el puente”.
¿Cómo se trabaja en las sesiones?
La terapia EMDR sigue un procedimiento estandarizado de ocho fases:
- Fase 1. Historia clínica y recopilación de datos. Se recoge información sobre la historia del paciente y se acuerdan los objetivos terapéuticos. También se recopilan los recuerdos relacionados con el trastorno actual. Asimismo, es fundamental identificar los estímulos desencadenantes actuales que generan la perturbación y las capacidades que debe aprender el paciente para poder llevar a cabo conductas adaptativas en el futuro.
- Fase 2. Preparación. Se explica en qué consiste el enfoque EMDR y se resuelven dudas. También se comprueba la capacidad de acceso del paciente a los recuerdos traumáticos, grado de tolerancia a las emociones y habilidades para manejar el estrés. Luego se le entrena en habilidades de afrontamiento y técnicas de relajación a las que pueda recurrir en caso de experimentar cualquier perturbación durante la sesión o fuera de ella. Una vez que está preparado, ya puede comenzarse a trabajar con los recuerdos traumáticos seleccionados como dianas previamente (el procesamiento de cada recuerdo abarca de la fase 3 a la 8).
- Fase 3. Evaluación. Elegido el hecho traumático, el paciente seleccionará una imagen, identificará las creencias y emociones negativas que le generan y calificará el grado de perturbación de 0 a 10. Luego seleccionará una creencia positiva que le gustaría experimentar respecto a ese mismo hecho traumático y calificará la validez de dicha cognición positiva de 1 a 7.
- Fase 4. Desensibilización. Durante esta etapa se realizan los sets de estimulación bilateral (movimientos oculares, estímulos auditivos o tapping) y el paciente los seguirá teniendo en cuenta la imagen, los pensamientos y las sensaciones asociados con el evento traumático. Después de cada set, dará un feedback sobre lo que vaya experimentando y las series se repetirán hasta que la perturbación sea 0.
- Fase 5. Instalación. El objetivo de esta fase es verificar la validez de la cognición positiva original y fortalecerla para que sustituya la creencia negativa asociada al trauma. Los sets de estimulación bilateral se repetirán hasta que la validez de la creencia positiva sea 7.
- Fase 6. Escaneo corporal. Instalada la creencia positiva, se pide al paciente que vuelva al recuerdo original asociado a esa creencia positiva y explore su cuerpo mentalmente. Si hubiese cualquier manifestación física residual del recuerdo, se reprocesará hasta que desaparezca.
- Fase 7. Cierre. Al final de cada sesión, y aunque no se haya completado el reprocesamiento, es necesario restablecer la estabilidad emocional del paciente con técnicas de relajación.
- Fase 8. Reevaluación. Al principio de cada nueva sesión se repasarán los resultados de la anterior para evaluar si se han mantenido los efectos del tratamiento. Dependiendo de los resultados obtenidos, el terapeuta decidirá continuar trabajando con el target original o empezar con uno nuevo.
¿Para qué sirve?
Donde más se utiliza EMDR es en el trastorno de estrés postraumático y otras patologías relacionadas con el trauma. Cuando la gente escucha el término “trauma”, piensa en grandes catástrofes, accidentes o hechos muy violentos en los que está en peligro la integridad física, pero no siempre es así. Pequeñas humillaciones repetidas en el tiempo que provocan una profunda sensación de vergüenza o haber carecido en la infancia de los cuidados de las figuras de apego, pueden llegar a ser igualmente invalidantes.
Según Francine Shapiro, “trauma es cualquier hecho que ha tenido un efecto negativo duradero en la persona. Todos conocemos gente que ha perdido el trabajo, a sus seres queridos e incluso posesiones y como resultado, han sufrido intensamente. Cuando se pierde la paz del espíritu o si nunca se ha tenido, puede haber serias consecuencias físicas y psicológicas, sea cual fuere la causa”.
La terapia EMDR también se utiliza con buenos resultados en depresión, ansiedad, duelos, adicciones, fobias, trastornos alimentarios y, en general, con dificultades emocionales causadas por experiencias difíciles en la vida.
¿Es realmente eficaz?
EMDR cuenta con numerosos estudios científicos que confirman su eficacia. Está avalada en el tratamiento del trauma por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Americana de Psicología (APA) y el Departamento de Salud y Asistencia Social del Reino Unido, entre otros organismos internacionales. También existen investigaciones que apoyan su efectividad en otros campos (psicooncología) y patologías (depresión, adicciones, fobias, trastorno mental grave…).
Si quieres acceder a algunos de estos estudios, puedes hacerlo a través de la Asociación EMDR España.
¿La terapia EMDR es también para niños?
Esta terapia puede aplicarse a todas las edades. En el caso de los más pequeños, lo que se hace es adaptar el protocolo a la edad y al desarrollo evolutivo del niño. Además, EMDR se combina con otros elementos terapéuticos como el juego, el dibujo o terapia familiar con los padres.
¿Cuántas sesiones son necesarias?
Algunos habréis oído que los efectos de la terapia EMDR son más rápidos que los de otros abordajes. En casos de trauma único o aislado (trauma simple), como haber sufrido un accidente de coche, bastarían cuatro o cinco sesiones. Pero si hay múltiples traumas desde la infancia (trauma complejo), puede ser necesario un año o más. ¿Por qué? Porque en el caso de la persona que llega a consulta muy traumatizada no se puede recurrir a la estimulación bilateral inmediatamente. Antes hay que estabilizarla y proporcionarle recursos y herramientas para que le resulte más fácil y menos doloroso afrontar el recuerdo.
¿En qué corriente psicológica se sitúa EMDR?
Uno de los motivos por los que utilizo EMDR es porque se trata de un enfoque integrativo que se compatibiliza con otros modelos. En función de las necesidades del paciente y del momento de la terapia, puede combinarse con abordajes terapéuticos, como mindfulness, terapia Gestalt, hipnosis o terapia cognitivo-conductual, entre otros.
Si te interesa:
Un libro
“Supera tu pasado. Tomar el control de la vida con el EMDR”, de Francine Shapiro. La creadora de la terapia EMDR ofrece información teórica y práctica sobre el modelo. Por un lado, explica cómo nuestro cerebro procesa la información emocional y como se bloquea ese procesamiento. Y, por otro, ofrece ejercicios sencillos y prácticos para identificar pensamientos y creencias disfuncionales y conseguir un cambio real.