Acaban de cumplirse veinte años del estreno de Matrix. Cuando la estrenaron en España fui al cine y vi una película de ciencia ficción entretenida y original. Tiempo después, volví a revisitarla y mi perspectiva cambió. Encontré en Matrix una clarísima metáfora de un proceso terapéutico de crecimiento personal, la toma de conciencia de un hombre dispuesto a renunciar a lo que conoce para descubrir la esencia de sí mismo y de lo que le rodea.
Si la vemos como un filme más de ciencia ficción y queremos explicar a alguien el argumento, podríamos contarle que el protagonista es Thomas Anderson (Keanu Reeves), programador informático de día y hacker informático conocido en la red como Neo, de noche. Desde hace tiempo, tiene la extraña sensación de que el mundo no es lo que parece y esa intuición se convierte en realidad cuando un extraño grupo encabezado por Morfeo (Lawrence Fishburne) se pone en contacto con él. Este le enseñará la verdad que se esconde tras lo aparente: un mundo dominado por máquinas que esclavizan a los seres humanos utilizando sus cuerpos como simple fuente de energía.
Ahora bien, esta no es la única lectura que podemos hacer de la historia. Si no nos conformamos con quedarnos en la superficie y queremos ir más allá, toca analizarla con detalle. Para comprender mejor la metáfora de la que os he hablado antes, iré haciendo un paralelismo entre las vivencias de Neo y las de Plácido, un sujeto que podría ser cualquiera de nosotros y que un día decide iniciar un proceso terapéutico. Si alguien no ha visto la película, a partir de aquí hay spoilers, muchos spoilers. Advertidos quedáis.
Pastilla roja o pastilla azul: Despertar a la verdad o continuar en la ignorancia
Al principio del metraje, Neo está dormido. Se despierta cuando aparece un misterioso mensaje en su ordenador: “Despierta, Neo”. Poco después, pregunta a otro personaje: “¿Alguna vez has tenido la sensación de no saber si sueñas o estás despierto?”. Este es también el inicio de nuestra metáfora, el momento en el que una voz interior le dice a Plácido que algo no está bien, aunque todavía ignora de qué se trata.
Cuando unos inquietantes individuos llegan a la empresa de Neo para llevárselo, el protagonista recibe una llamada. Es Morfeo, un desconocido que parece saberlo todo sobre él y que le da instrucciones para escapar. Estamos ante el siguiente paso del proceso: la primera vez que Plácido es plenamente consciente de que tiene que hacer algo para acabar con esa extraña sensación, que ya se ha apoderado de él.
La escena en la que Neo conoce al que será su guía se correspondería en nuestra historia paralela con la primera sesión que Plácido mantiene con su psicólogo. Transcribo parte de la conversación porque merece la pena.
-Morfeo: Te explicaré por qué estás aquí. Estás porque sabes algo, aunque lo que sabes no lo puedes explicar, pero lo percibes. Ha sido así durante toda tu vida. Algo no funciona en el mundo. No sabes lo que es, pero ahí está, como una astilla clavada en tu mente y te está enloqueciendo. Esa sensación te ha traído hasta mí. ¿Sabes de lo que te estoy hablando?
-Neo: ¿De Matrix?
-Morfeo: ¿Te gustaría realmente saber lo que es? Matrix nos rodea, está por todas partes, incluso ahora, en esta habitación. Puedes verla si miras por la ventana, al encender la televisión. Puedes sentirla cuando vas a trabajar, cuando vas a la iglesia, cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad.
-Neo: ¿Qué verdad?
-Morfeo: Que eres un esclavo, Neo. Igual que los demás naciste en cautiverio, Naciste en una prisión que, igual que los demás, no puedes saborear, ni oler, ni tocar. Una prisión para tu mente. Por desgracia, no se puede explicar lo que es Matrix, has de verla con tus propios ojos. Esta es tu última oportunidad, después ya no podrás echarte atrás. Si tomas la pastilla azul, fin de la historia. Despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja te quedarás en el país de las maravillas y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos. Recuerda, lo único que te ofrezco es la verdad, nada más.
Integrando cuerpo y mente
Neo ha elegido la pastilla roja y comienza su iniciación. Luego vemos a Neo desnudo en algo similar a un útero materno. Está volviendo a nacer, despertando en una realidad paralela en la que hay miles de úteros como el suyo, pero cerrados. Para ellos todavía es pronto. Plácido también está dando la bienvenida a un nuevo modo de ver la vida, aunque a su alrededor algunos amigos y familiares cuestionan que eso sirva para algo. Cada uno tiene su ritmo.
Una vez que Neo ha “renacido” toca ocuparse del cuerpo, atrofiado por la falta de uso. En un proceso terapéutico reconciliarnos con nuestro cuerpo tiene tanta importancia como trabajar con la mente y las emociones.
Aunque todo parece seguir su curso, hay un momento en el que Neo se agobia. Está fuera de sí y a punto del colapso. “Respira, Neo, solo respira”, le dice Morfeo. Mientras, nuestro Plácido, que ha vivido siempre apartado de sus propias sensaciones, no puede evitar asustarse al empezar a percibirlas.
Pero no basta con sanar el cuerpo y Morfeo recuerda a Neo la necesidad de una integración mente-cuerpo: “El cuerpo no puede vivir sin la mente».
Una vez que vemos la realidad, no hay marcha atrás
Finalizado el entrenamiento, Neo empieza a experimentar lo que ha aprendido, sus ojos empiezan a adaptarse, a ver lo que antes no veía. Plácido también comienza a observar que, por fin, ha empezado a aplicar en su vida cotidiana lo interiorizado en terapia.
Pero ni en Matrix ni en el día a día de nuestro Plácido, las cosas son tan sencillas. En Matrix, hace acto de presencia Cifra, un personaje que representa el autoengaño y la traición a uno mismo y a la realidad y que asegura que “la ignorancia es la felicidad”. Plácido también tiene momentos de debilidad en los que siente que no avanza y que el psicólogo no le da las respuestas que él necesita. Está tentado de abandonar.
Ante las dudas de Neo, Morfeo le hace ver que no puede hacer su camino: “Yo solo puedo mostrarte la puerta, tú tienes que atravesarla”. Las mismas palabras que el terapeuta le dice a Plácido.
En la película, Neo tendrá que enfrentarse a una prueba extrema para salvar a Morfeo y en la que podría morir. Para nuestro Plácido, también es el momento de enfrentarse a los miedos que le impiden avanzar y también a su propia sombra.
Pero todavía no ha llegado la victoria final. Nuestros héroes, Neo y Plácido, tendrán que llevar la atención a su interior para observar lo que han aprendido y para prepararse para la última confrontación. Ambos se enfrentarán a sus mayores miedos una vez más, pero ahora con más recursos y un conocimiento mucho más profundo de sí mismos. Pondrán a prueba lo que aprendieron a lo largo del camino y saldrán victoriosos.
Al final de la película, podemos ver a Neo de vuelta en Matrix, en medio de una calle repleta de personas que vienen y van. Todo parece igual, pero no lo es. Él ha cambiado. Quizás en esa calle, pero en otra dimensión paralela, esté Plácido. Él también ha cambiado.
Referencias
Silver, J. (productor), Wachowski, L y Wachowski, L (directoras). (1999). Matrix. Estados Unidos. Village Roadshaw Pictures, Groucho Film Partnership y Silver Pictures.
Muy interesante. Me ha provocado volver a ver la película.