¿En qué puedo ayudarte?
Además de procesos de duelo, trabajo en las siguientes áreas de intervención.
Si no encuentras tu motivo de consulta en la lista, no dudes en preguntarme.
Crecimiento personal
Crecer y desarrollarse como persona es un enriquecedor proceso que dura toda la vida y que incluye, entre otras tareas, gestionar adecuadamente las propias emociones. Aprende a manejar tus emociones sin dejar que te dominen, descubre las fortalezas que ya posees, incorpora otras nuevas y conoce tus debilidades para convertirte en tu mejor versión.
Experiencias traumáticas
Vivir hechos traumáticos, especialmente durante la infancia, puede dejarnos cicatrices emocionales y, con el paso del tiempo, una gran carga de sufrimiento difícil de manejar. Trabajar con EMDR es especialmente eficaz en estos casos.
Ansiedad
La ansiedad permite que nuestro organismo se ponga alerta ante un peligro, pero se vuelve disfuncional cuando esa activación se produce ante un estímulo inofensivo que el cerebro interpreta como un peligro real. Entonces pueden aparecer ataques de pánico, agorafobia o un trastorno obsesivo-compulsivo, entre otros trastornos. Aprender técnicas de relajación y encontrar el origen de esa reacción desproporcionada forman parte de la terapia.
Estrés
El estrés es un proceso que se origina cuando las demandas ambientales superan la capacidad adaptativa de la persona y puede provocar alteraciones físicas, emocionales y cognitivas. Adquirir las herramientas necesarias para prevenirlo y, en su caso, mitigarlo se hace imprescindible.
Baja autoestima
La percepción que tenemos de nosotros mismos influye en cómo sentimos, pensamos y actuamos y en esta visión juega un importante papel la relación que establecimos en la infancia con nuestras figuras de apego. El mejor antídoto contra la inseguridad, el excesivo deseo por complacer y la tendencia a autosabotearnos pasa por aceptar nuestras limitaciones, aprender a poner límites, desafiar los pensamientos que nos limitan y aceptarnos tal y como somos.
Depresión
Desarrollar las tareas cotidianas del día a día puede convertirse en una hazaña imposible cuando existe una depresión, que incluye síntomas como apatía, anhedonia (dificultad para sentir placer), irritabilidad, decaimiento y desesperanza, entre otros. Una correcta evaluación y un diagnóstico acertado son los primeros pasos a seguir para superar este trastorno y devolver a la persona el control de su vida.
Problemas de pareja
Dificultades de comunicación, problemas de índole sexual, celos o infidelidad son algunos de los motivos que llevan a una pareja a acudir a terapia. Encuadrar la relación, definir la fortaleza del vínculo y poner sobre la mesa las expectativas de cada miembro de la pareja es parte del trabajo necesario para valorar si se trata de una crisis o la base de la relación está seriamente afectada. El conocimiento obtenido os ayudará a salir del bloqueo y tomar el camino más adecuado para vosotros.
Miedos y fobias
La fobia aparece cuando el temor a determinados objetos o situaciones (arañas, espacios cerrados, oscuridad, alturas, volar, conducir, etc.) se convierte en un miedo desproporcionado, irracional e incapacitante que nos impide llevar una vida normal. En estos casos, son especialmente eficaces las intervenciones con EMDR, hipnosis y técnicas de relajación.
Trastornos del sueño
Muchas veces la falta de una adecuada higiene del sueño es la principal causa de trastornos como el insomnio. Elaborar una detallada historia con las rutinas de sueño y otros factores externos que pueden influir en el problema ayudarán a encontrar la causa y a establecer unas pautas para disfrutar de un descanso reparador.
Trastornos de la alimentación
La anorexia, la bulimia, el trastorno por atracón o la obesidad no solo afectan a la alimentación sino a todas las facetas de la vida y suelen ir acompañados de otras psicopatologías como depresión, ansiedad o trastorno obsesivo-compulsivo. Además del tratamiento psicológico, en los trastornos de la alimentación cobra una especial importancia el apoyo de la familia y del entorno más cercano.
Falta de habilidades sociales
Expresar cómo te sientes, saber decir “no” cuando te hacen una propuesta que no te interesa, aprender a defender tus derechos con asertividad, aceptar las críticas o aprender a practicar la escucha activa son solo algunas de las habilidades que te ayudarán a interactuar con los demás y a tener una vida social saludable y satisfactoria.